Un día en Brujas

Nuestro primer día del viaje a Bélgica decidimos dedicarlo a Brujas, queríamos aprovechar el día al máximo y como ya os contamos en nuestro post sobre los preparativos del viaje íbamos a viajar en tren porque para nosotros era la mejor opción y la más cómoda.

Madrugamos bastante y a las 8 de la mañana ya estábamos subidos en el tren, tras un breve desayuno en la misma estación de tren nos pusimos rumbo a descubrir la ciudad de Brujas.

Desde el primer momento Brujas nos conquistó, sus calles adoquinadas, sus callejones, sus canales de ensueño, sus edificios antiguos… Todo en Brujas tiene un encanto especial que te transporta al medievo, a un cuento de hadas.

Nuestro recorrido por la bella ciudad comenzó por el Minnewater, se trata de la zona del antiguo puerto de Brujas. La zona del Minnewater está formada por un parque y el conocido como Lago del amor, el cual es precioso y está rodeado de prados verdes, sauces llorones y cisnes, muchos cisnes. Todo ello hace que el Minnewater sea una zona muy tranquila y agradable para dar un paseo. Un dato curioso por si viajas en pareja, cuenta la leyenda que tenéis que cruzar el romántico puente para que tengáis amor eterno.

Minnewater
Minnewater

Muy cerca de allí se encuentra el Begijnhof, un beatario que acogió a una comunidad de beguinas, que eran mujeres que habían decidido dedicar su vida a Dios aunque no pertenecían a ninguna orden religiosa. Al igual que el Minnewater, se trata de un lugar muy tranquilo y acogedor, con un jardín central rodeado por las casas que pertenecieron a las beguinas y en las que ahora viven monjas benedictinas. El Begijnhof está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, podéis visitarlo de forma gratuita hasta las 18.30, hora a la que cierra y si os interesa dentro del recinto se encuentra el ‘t Begijnuisje, un museo sobre la casa de una beguina, aunque no os podemos dar más datos sobre él porque no lo visitamos.

Begijnhof
Begijnhof

A la salida del Begijnhof, o a la entrada, según como hagas el paseo, nos encontramos el puente de los cisnes, se llama así porque en esta zona las aguas del lago se encuentran llenas de cisnes.

Puente de los cisnes
Puente de los cisnes

Sin duda alguna, esta zona de la ciudad nos gustó mucho porque es un remanso de paz dentro de la ciudad.

Tras un pequeño paseo llegamos hasta el Museo St-Janhospitaal, que se trata de un hospital del siglo XII en el que se muestran instrumentos médicos y obras de arte. Justo en frente del hospital se levanta la imponente Onze-Lieve-Vrouwekerk, la iglesia de Nuestra Señora, que con su torre de ladrillo, de 123 metros de altura, es la más alta de Brujas. En su interior se puede contemplar la conocida como Madonna de Brujas de Miguel Ángel, que fue la única obra del artista que salió de Italia durante su vida.

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Seguimos callejeando por la ciudad y perdiéndonos por ella llegamos a uno de los lugares que más nos gustaron, se trata del parque Hof Arents y su puente peatonal St. Bonifaciusburg, puente de San Bonifacio, que tiene unas vistas maravillosas.

Puente de Bonifacio
Puente de Bonifacio

Saliendo del parque y siguiendo el camino del río por el canal Djiver, llegamos hasta uno de los lugares más fotografiados y más bonitos de Brujas, Rozenhoedkaaj, el Muelle del Rosario. Tuvimos suerte de que al haber madrugado no había nadie, así que nos sentamos a contemplar la estampa y a disfrutar de las vistas. ¡Y si, también a hacer unas cuantas fotos!

Rozenhoedkaaj
Rozenhoedkaaj

Atravesamos la Huidenvettersplein, donde se encuentra la antigua casa gremial de los curtidores, para llegar al Vismarkt, que era el antiguo mercado de pescados y dónde aún hoy se pueden ver por las mañanas algún puesto, aunque nosotros no los vimos. Seguimos caminando hasta llegar al Groenerei, canal verde, otro de los lugares más idílicos de Brujas.

Groenerei
Groenerei

Desandando nuestros pasos, nos adentramos en el Blinde Ezelstraat, la calle del Asno ciego, que tiene un precioso arco dorado que une la Oude Griffie, el antiguo registro, y el ayuntamiento.

Blinde Ezelstraat
Blinde Ezelstraat

Por esta calle llegamos por fin al Burg, esta plaza tan encantadora fue durante muchos años el centro administrativo de Brujas. En ella se encuentran algunos de los edificios más llamativos de la ciudad, entre ellos está la Heilig Bloedbasiliek, Basílica de la Santa Sangre, en la que podéis encontrar un frasco de sangre que dicen que perteneció a Cristo. Bajo la Basílica se encuentra la Capilla de San Basilio, de estilo románico, a nosotros nos gustaron mucho las dos y sobre todo poder ver los contrastes arquitectónicos en tan poco espacio.

Heilig Bloedbasiliek
Heilig Bloedbasiliek

 

Sin duda alguna, el edificio que más nos gustó fue el Stadhuis, el ayuntamiento, su fachada gótica es un claro ejemplo del antiguo apogeo de Brujas. Si estáis interesados se puede entrar gratuitamente con audioguía.

Apenas unos metros más allá del Burg se encuentra el Grote Markt, esta plaza de mercado es el actual centro neurálgico de la ciudad. Cuando nosotros fuimos debía de haber terminado un festival ya que había un escenario enorme en medio de la plaza, además la plaza estaba llena de turistas, puestos callejeros, terrazas, bicicletas… todo este ajetreo contrasta mucho con el resto de la ciudad que en general es bastante tranquila. En el Grote Markt encontramos edificios medievales preciosos y su famoso Belfort, o campanario, teníamos intención de subir ya que nos habían dicho que las vistas desde arriba eran espectaculares pero la verdad es que nos pareció caro pagar 8 euros cada uno y que además tuviéramos que subir andando. Lo que sí que escuchamos fue su carillón de 47 campanas que se sigue tocando manualmente, aunque solo algunos días de la semana, en la plaza interior del campanario se pueden ver los horarios del carrillón. En el Grote Markt también se encuentra el precioso edificio en el que está el Historium, que es el museo de historia de la ciudad de Brujas, aunque nosotros no entramos.

Belfort
Belfort

Fue en este momento cuando empezó a llover bastante fuerte así que nos habían recomendado visitar el museo del chocolate, ChocoStory, y decidimos hacerlo en ese momento para no mojarnos más de la cuenta. Habíamos estado en otros museos o fábricas de chocolate y la verdad es que nos defraudó un poquito porque nosotros esperábamos que el museo fuera sobre cómo se crea el chocolate y degustación de chocolate pero no es así, es un museo sobre la historia del chocolate en general, cómo se descubrió, los usos que le daban, cómo se obtiene, etc. y también hay una pequeña degustación de un bombón. En nuestra opinión, si volviéramos atrás creemos que no entraríamos al museo y que los 14 euros (7 € por persona) que nos costaron las entradas nos las gastaríamos en un buen chocolate ya que Brujas es cuna de grandes chocolateros.

Tras la salida del museo, decidimos hacer una pequeña parada para comer, no queríamos entretenernos mucho para que nos diera tiempo a seguir descubriendo la ciudad. Disfrutamos, por un módico precio, en el restaurante At Tattie’s de unos ricos bocadillos acompañados de una cerveza típica de la ciudad Brugse Zot. Nos encantó tanto comida, como el lugar y el servicio.

Poco después pusimos rumbo hacia el barrio de St. Anna y los molinos, pero no habíamos andado ni 100 metros cuando se puso de nuevo a diluviar así que decidimos refugiarnos en Terrastje, un pequeño bar, mientras tomábamos otra cerveza. Un poco afectados por tanta cerveza y ya sin llover nos dirigimos hacia la iglesia Sint-Annakerk, nos pareció una iglesia preciosa, además estaba muy decorada pues acababa de realizarse una boda. Seguimos nuestro camino por las preciosas callejuelas del barrio hacia los molinos de viento, además pasamos por Jeruzalemkerk, una capilla privada que tiene un altar decorado con calaveras, y el Kantcentrum, que es el centro de encaje.

Sint-Annakerk
Sint-Annakerk

Al llegar al canal fuimos dando un pequeño paseo a orillas del río contemplando los cuatro molinos de viento que evocan al pasado de Brujas, además muy cerca se puede contemplar uno de los restos de la muralla de brujas, la torre Kruispoort.

Molino de viento
Molino de viento

Nuevamente volvimos hacia el centro para realizar una visita en barco y poder contemplar Brujas desde el río. La verdad es que nos gustó muchísimo, a pesar de que no nos enteramos mucho de lo que decía el guía ya que su inglés era un poco malo y encima hablaba rapidísimo, disfrutamos mucho de las maravillosas vistas.

Como colofón final nos fuimos a degustar de unas buenas cervezas (Si, otras) en una cervecera que hay en el centro de la ciudad, se llama Huidsbrouwerij De Halve Maan y además de poder disfrutar de sus cervezas existe la posibilidad de que te expliquen el proceso de elaboración cervecera a través de una visita guiada.

Ese fue nuestro último contacto con Brujas, pues después deshicimos nuestros pasos para ir a la estación y disfrutar por la noche de Bruselas. A pesar de que nos llovió y que el tiempo no acompañó demasiado, Brujas, tal y como nos habían contado, es una pequeña ciudad maravillosa.

Como en otras ocasiones, os dejamos el mapa con los lugares, cervecerías, etc. en los que estuvimos así como los que nos habían recomendado.

Esperamos que os haya gustado nuestra visita a Brujas y que os sirva para vuestros viajes. Si tenéis alguna duda o sugerencia, o si queréis que os mandemos el mapa, nos podéis dejar un comentario o escribirnos un email a blogparejaviajera@gmail.com

¡Saludos viajeros!

7 respuestas a “Un día en Brujas

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    1. Hola Pablo,
      Muchas gracias por el comentario. La verdad es que nosotros no miramos ninguna empresa en concreto. A lo largo del canal hay varias empresas y fuimos viendo cual nos convencía más por horario. En cuanto al precio todas eran similares y el trayecto también.
      Un saludo

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