En esta entrada os vamos a seguir contando nuestro viaje por la capital alemana. El tercer día amanecimos muy temprano pues íbamos a ir a visitar el Campo de Concentración de Sachsenhausen, después de mucho mirar, investigar y preguntar a amigos que ya habían ido, decidimos que no lo íbamos a hacer por libre sino que íbamos a contratar el tour de Sandemans (16€/14€ estudiantes o poseedores de la tarjeta Berlin Welcomecard). La razón principal fue porque queríamos que la visita fuera bastante completa y que nos contaran la historia del lugar en profundidad.
Existen varios horarios para realizar el tour, a las 9 o a las 11 de la mañana y tiene una duración de aproximadamente 6 horas con el traslado incluido. Tened en cuenta que para poder llegar hasta el campo de concentración necesitáis un billete que cubra las zonas ABC de transporte. Nosotros elegimos el tour de las 9 de la mañana porque así después podíamos acercarnos al mercado dominical que se realiza en Mauer Park.
Hemos de decir que el tour fue una auténtica maravilla, nos dieron muchísimos datos sobre la historia, tanto del campo de concentración como de la II Guerra Mundial, además nuestro guía, Ismael, nos envió un correo electrónico con gran cantidad de información sobre actividades que se pueden realizar para profundizar sobre el tema, así como películas, documentales, libros, series… ¡Un guía de 10!
Si decidís realizar la visita de forma libre, os hemos dejado arriba su web para que os informéis sobre los horarios, para llegar hasta allí debéis coger el tren Oranienburg, líneas RE5, RB12 y S1. Y desde la estación podéis caminar aproximadamente 20 minutos o sino coger el autobús 804.
Este lugar fue creado por prisioneros de otros campos de concentración el 1936, y hasta 1945 fue utilizado por los nazis como campo de concentración de presos, al principio en su mayoría fueron personas contrarias al nacionalsocialismo, aunque poco a poco también fueron llevando a aquellas personas que consideraban inferiores ya fuera social, racial o biológicamente.
Poco queda del campo de concentración pues al finalizar la II Guerra Mundial, la gente que vivía cerca desarmaron los barracones para poder utilizar la madera y construirse casas dónde vivir ya que sus antiguos hogares habían sido bombardeados durante el transcurso de la guerra.
Por ello, el campo en cierta medida, es una reconstrucción, en él podemos ver varios barracones reconstruidos tal y como eran en la época, concretamente en el barracón 38 alberga un museo dónde nos explican cómo vivieron los prisioneros judío durante su estancia en Sachsenhausen.
Además se puede ver el edificio dedicado a la cárcel del campo, dónde se encontraban los prisioneros más importantes y eran torturados.
Así mismo se puede observar cómo era la seguridad del campo de concentración con la torre de control y los muros que separaban a los prisioneros de la libertad, algunas de las torturas que sufrían, etc.
Una de las partes que más nos emocionó fueron los hornos crematorios y conocer cómo era el proceso, además del barracón destinado a la enfermería dónde se realizaban las autopsias.
Hay que destacar que durante la posguerra, el campo de concentración fue utilizado por los soviéticos como lugar para apresar a los funcionarios del gobierno nazi, así como colaboradores y personas aliadas de occidente.
Esto solo duró hasta 1950 y fue en 1961, cuando el campo fue adecuado para que se pudiera visitar. Los soviéticos crearon un monumento a los presos políticos, en el que se ve como un soldado soviético les está liberando.
Os recomendamos mucho que visitéis el campo y si podéis que sea de forma guiada para poder conocerlo en profundidad.
En el tren de vuelta a Berlín, aprovechamos para comer unos bocadillos que nos habíamos hecho en nuestro apartamento esa misma mañana, con el hambre que teníamos nos parecían un auténtico manjar.
Nuestro siguiente destino fue el mercadillo que se realiza en Mauer Park, traducido como el parque del muro y es que se trata de un parque público que se encuentra en la zona de Prenzlauer Berg dónde anteriormente se encontraba el muro de Berlín.
En él, cada domingo se realiza un mercadillo de segunda mano, así que si os gustan las gangas y te gusta rebuscar, aquí podrás encontrar un sinfín de objetos curiosos: antigüedades, ropa, discos, libros, menaje… Además suele haber música en directo, niños jugando (y no tan niños) y puestos de comida por lo que tampoco pasaréis hambre, además en los meses de verano incluso hay un karaoke ¡Diversión asegurada!
A nosotros nos gustó muchísimo el ambiente y aunque no compramos nada estuvimos un buen rato rebuscando entre los puestos del rastro a ver si encontrábamos alguna joya oculta.
Para acabar la tarde pusimos rumbo a Postdamer platz, a pesar de que actualmente se trata de una de las zonas más modernas de Berlín, durante la guerra quedó prácticamente destruida y no fue hasta cuarenta años después que se comenzó a reconstruir. Aún se pueden ver algunos trozos del muro original y también él único edificio que sobrevivió a los bombardeos de la II Guerra Mundial gracias a sus vigas de acero, el edificio Weinhaus Huth.
En esta zona destaca el Sony Center y su cúpula de cristal y acero, por las noches se ilumina y dicen que es preciosa, nosotros cuando pasamos aún era de día, ya sabéis que nosotros no somos de centros comerciales así que si volviésemos a esta zona sólo iríamos de noche para poder ver la cúpula iluminada.
Tuvimos la gran suerte de que cuando fuimos se estaba celebrando el Berlinale, el Festival de Cine de Berlín, y que se celebra justo ahí. Además muy cerca se encuentra el edificio de la Filarmónica de Berlín.
Desde ahí fuimos caminando hasta la antigua sede de la GESTAPO, es decir, el museo Topografía del Terror. Se trata de una exposición sobre cómo fue la represión nazi y la historia de las temibles S.S y Gestapo. Además fuera del edificio aún se conserva casi intacto un trozo de muro, dónde se puede ver las diferentes zonas que debían pasar aquellas personas que decidían jugarse la vida para abandonar la Alemania del Este. Nos gustó mucho ver este museo por dentro ya que cuenta historias muy interesantes sobre cómo les torturaban, cómo hacían las investigaciones, las represiones que sufrían… y también qué ocurrió tras la II Guerra Mundial. Si estáis muy interesados en este tipo de historia os lo recomendamos.
Antes de irnos a cenar algo, decidimos pasear hasta la Puerta de Brandenburgo y verla iluminada. ¡Nos pareció mucho más bonita así que de día!
Juan es amante de los kebab y queríamos probar el que dicen es el mejor del mundo. Para ello nos acercamos hasta Mustafa’s Gemüse Kebab, se trata de un pequeño kiosko en la calle Mehringdamm, lo reconoceréis por las colas que se forman a cualquier hora del día. Nosotros estuvimos esperando más de una hora, en la cual aprovechamos para tomarnos unas cervezas y para probar otra de las delicias de Berlín, el sabroso currywurst del famoso bar Curry 36, el cual se encuentra a pocos metros del anterior. Volviendo al kebab, tenemos que decir que nos encantó, nada tiene que ver con los que solemos comer en España y sin duda merece la pena esperar el turno y pasar el frío que pasamos.
Después de comernos el kebab en la estación de metro, ya que en el kiosko no tienen para sentarse, nos pusimos rumbo al apartamento. Necesitábamos descansar después del día tan largo y recuperar fuerzas para el siguiente día.
Y hasta aquí nuestro tercer día por Berlín, esperamos que os haya gustado y que os sirva de ayuda para vuestros viajes, si es así comentad y compartirlo es vuestras redes sociales ¡es tan sólo un click!
Como siempre os dejamos el mapa de la ciudad, esta vez lo hemos distribuido por capas y cada una está dedicada a un barrio o temática diferente: bares, restaurantes, …
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