En nuestro penúltimo día de la ruta en furgo por el sur de España, decidimos ir volviendo hacia casa poco a poco e ir parando en dónde quisiéramos para que así el viaje no se hiciera tan pesado. La libertad de viajar con furgo y poder dormir dónde quieras no se compara con nada.
Cómo os decimos este día no le llevábamos preparado sino que simplemente habíamos decidido por dónde íbamos a volver del viaje y en función del tiempo que dispusiéramos pues visitaríamos unos lugares u otros.
Antes de nada queremos deciros que lo único que hicimos durante este día fue pasear por los cascos antiguos de los diferentes lugares, pues obviamente, era imposible ver todo y nos gustó tanto que sabemos que en un futuro iremos a Extremadura con la furgo para explorarla a fondo.
Mérida
Nuestro primer destino del día fue Mérida. Tras aparcar el coche, nos dirigimos a la oficina de turismo en la que nos ofrecieron información sobre los tipos y precios de entrada a los distintos recintos. Pensamos qué hacer pero después de sopesarlo decidimos no comprar nada porque consideramos que para ver la ciudad hace falta más de una mañana e iba a ser un quiero pero no puedo.
Paseamos alrededor del famoso Anfiteatro y el Teatro romano, ambos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y a pesar de que se encuentra vallado y tapado descubrimos un pequeño agujero por dónde pudimos observarlo y hacer unas fotografías.
Desde allí nos dirigimos hacia el Circo Romano, construido a principios del s. I d. C para realizar carreras de carros, nos sorprendió bastante pues esperábamos que fuera más pequeño y posiblemente sea tan grande como el Circo Máximo de Roma.
Justo en frente se encuentra el Acueducto de San Lázaro, que se encuentra en muy buen estado. Allí mismo se encuentra también los restos de las Termas Romanas con paneles informativos que os describen cómo eran.
Nos dirigimos después a la Basílica de Santa Eulalia, que data del s. IV y de la que dicen es el primer templo cristiano que se construyó en Hispania. Es aquí dónde se puede acceder a las Catacumbas de Santa Eulalia, que contienen una gran cantidad de restos romanos y visigodos.
Nos fuimos adentrando en el centro urbano de Mérida y paseamos hasta la calle Pontezuelas para comtemplar las térmas públicas romanas, los restos se encuentran en una pequeña plaza y tienen paneles informativos.
Continuamos paseando hacia el Templo de Diana, construído en el s.I a.C y declarado Patrimonio de la Humanidad. Los restos de este edificio religioso romano dedicado al culto imperial se encuentran en muy buen estado y la verdad es que sorprende encontrartelo en medio de la ciudad.
Nuestro siguiente punto fue el Arco de Trajano, que era la antigua puerta de acceso al foro, y que también data del mismo siglo.
Dejando atrás el centro, íbamos camino del Puente Romano, del que dicen es el más largo de la antigüedad, ya que tiene una longitud de 790 metros y 60 arcos. Justo al lado se encuentra la Alcazaba árabe, que se puede entrar a ver por dentro, aunque por falta de tiempo decidimos dejarlo para la próxima vez.

Cruzamos el puente, hasta la primera parte, dónde puedes bajar y continuar caminando por el tajamar del río Guadiana, una preciosa zona verde, para llegar hasta la furgoneta y poner rumbo a nuestro siguiente destino.
Cáceres
El centro histórico de Cáceres fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986, debido a que nada más pasar sus murallas parece que te teletransporta directamente a la Edad Media y o Renacimiento, ya que su estado de conservación es increíble.
Éramos conscientes de que era imposible visitar cada lugar, pero si que queríamos dar un pequeño paseo por su centro urbano. Nuestro punto de partida fue la Plaza Mayor, la cual se encuentra extramuros y desde la que se puede observar perfectamente las murallas de la ciudad.
En ella se encuentra el Ayuntamiento de Cáceres, así como varias torres, por una parte la Torre de Bujaco, de origen almohade, que alberga el centro de interpretación de la ciudad. Y la segunda torre, la Torre de los Púlpitos, que es de origen cristiano, que flanquean el arco de la Estrella, puerta que da acceso al centro histórico. Aquí también se eleva la Torre de la Yerba, muy cercana al Foro de los Balbos, conocido también como atrio del Corregidor, y que se encuentra dónde antes estaba la antigua puerta a la colonia romana.
Desde ahí entramos en la zona amurallada a la Plaza de los Caldereros y caminamos por los adarves hasta llegar a la Plaza de Santa Clara.
Ya desde ahí, nos fuimos perdiendo por las calles empedradas de la ciudad hasta llegar a la Plaza de San Mateo, presidida por la iglesia de San Mateo, que es una de las más importantes de la ciudad. Al lado de ésta se encuentra la Plaza de San Pablo, dónde se encuentra el Convento del mismo nombre.
Seguimos nuestro recorrido hacia la Plaza de las Veletas, en cuyo palacio está el museo provincial de Cáceres y también se encuentra la Torre de las Cigüeñas, que data del s.XV, y a la cual se puede subir para contemplar Cáceres desde las alturas.
Nos dirigimos hacia la Plaza de San Jorge, dónde se encuentra la Iglesia de San Francisco Javier, que data del s. XVIII y es de estilo barroco. En la misma plaza encontramos el Palacio de los Becerra, de estilo gótico.
En nuestro camino hacia la plaza de Santa María, nos encontramos con el Palacio de los Golfines de Abajo, un palacio de estilo renacentista, que era el lugar dónde se hospedaban los Reyes Católicos cuando visitaban la ciudad. La plaza estaba abarrotá, debía de ser fiesta porque había mucha gente con traje regional. En la plaza se Encuentra la Concatedral de Santa María, de estilo gótico, la cual se puede entrar a visitar, generalmente es de pago, aunque al ser día de fiesta nosotros entramos gratuitamente. Si bien es cierto, no pudimos acceder a su torre, desde dónde dicen que tienes unas vistas espectaculares de la ciudad.
Al salir de la concatedral, nos dirigimos hacia el Palacio de Carvajal, en cuyo interior se puede ver una maqueta de la ciudad y también se encuentra la oficina de turismo. Ya con el mapa en la mano, nos dirigimos hacia el Palacio De Moctezuma, de estilo renacentista y que data del s.XV. Desde allí, caminamos hacia la plaza de Santiago, que se encuentra extra muros, y está presidida por la Parroquia de Santiago de los Caballeros.
De nuevo intramuros, nos fuimos perdiendo por las calles y encontramos lugares increíbles mientras nos encaminamos hacia la zona del Barrio de San Antonio, dónde antiguamente se encontraba la judería.
Es una zona preciosa muy cercana a la muralla, llena de calles empinadas y en dónde destaca la Ermita de San Antonio, que fue construida sobre la antigua sinagoga.
Rodeando la Torre Mochada, que formaba parte de la muralla defensiva, se encuentra el jardín conocido como Olivar de la Judería, que perteneció a alguna de las casas hebreas situadas en esta zona.
Cuando nos dirigíamos hacia la furgo, vimos que había freetour y ya sabéis lo que nos gustan a nosotros, así que si lo deseáis os dejamos el link para que podáis reservar vuestra plaza.
Plasencia
Plasencia, conocida como La perla del Valle, fue nuestro lugar elegido para pasar la noche. Encontramos un FurgoPerfecto en un lugar inmejorable, a orillas del río Jerte, y tras instalarnos nos dirigimos al centro histórico de Plasencia, declarado Bien de Interés Cultural.
Nuestra primera parada fue la Plaza Mayor, que está llena de vida y decidimos tomar una cerveza, nos la merecíamos llevábamos todo el día pateando, mientras contemplábamos la plaza. Os recomendamos que busquéis la Casa Consistorial, ya que en su torre se encuentra el «abuelo mayorga» que se encarga de dar las horas y es un emblema de la ciudad.
Desde ahí comenzamos a callejear, hasta llegar a las catedrales de Plasencia, si si, has leído bien, en plural. Y es que Plasencia cuenta no con una, sino con dos catedrales: la “vieja”, del s.XIII, y la “nueva”, del s.XVI.
El conjunto es espectacular y cuesta diferenciar cuál es cuál. Por la hora que era ya no pudimos entrar a visitarlas, ni tampoco pudimos visitar el Palacio Episcopal, de estilo renacentista y que se encuentra en la misma plaza. Si tenéis tiempo os recomendamos que entréis ya que nos dijeron que en su interior hay un claustro de dos plantas precioso.
Seguimos nuestro paseo hasta la Plaza de San Nicolás, dónde se encuentra la iglesia de mismo nombre y el Palacio de los Marqueses de Mirabel, que data del s.XV y está anexado a la iglesia y convento de Santo Domingo, que actualmente es un Parador Nacional. Os recomendamos que os perdáis por la antigua judería, llena de callejuelas preciosas.
Al día siguiente, tras un pequeño paseo por la ciudad en el que pasamos por la Puerta Berrozana, que es una de las entradas al casco histórico de Plasencia y que permite hacer un recorrido por las increíbles murallas de la ciudad, pusimos fin a nuestro viaje, deseando que llegará la próxima escapada.
Sin duda, Extremadura bien merece una visita en condiciones, y estamos seguros de que en un futuro próximo volveremos para visitarla, así que si queréis podéis dejarnos sugerencias y recomendaciones sobre más lugares para visitar en la zona.
En la entrada de los preparativos de la ruta os dejamos el mapa con todo nuestro itinerario y los lugares que visitamos.
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